Emanuel Ortega revela el rasgo de Palito que sus hijos le critican

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Emanuel Ortega, hijo del reconocido cantante Palito Ortega, ha revelado una característica heredada de su padre que ha sido objeto de cuestionamientos por parte de sus propios hijos, India y Bautista. En una entrevista reciente, Emanuel confesó que comparte con su padre un rasgo de silencio y reserva, producto, según él, de una infancia marcada por la adversidad.

La herencia del silencio: un rasgo familiar

Según contó en una entrevista a La Nación, el silencio de Palito Ortega, forjado en una infancia de trabajo y privaciones, se ha transmitido a Emanuel, quien a su vez lo ve reflejado en las críticas de sus hijos. "Desde que soy papá entiendo mucho más a mis viejos. En cuanto a lo que me veo repitiendo de mi papá, a mi mis hijos me han cuestionado bastante el silencio", expresó Emanuel.

Emanuel explica que sus hijos le reprochan no ser muy abierto a la hora de compartir sus sentimientos o problemas. "Me critican que tal vez yo no soy muy de contarles o abrirme con ellos, ya sea en momentos buenos o malos. Y la verdad es que uno no se da cuenta que es así", añadió.

Entendiendo a Palito: una nueva perspectiva

Esta situación, según Emanuel, le ha permitido comprender mejor el comportamiento de su padre. Reconoce que el silencio de Palito puede ser una consecuencia de su propia historia familiar, marcada por la ausencia y la necesidad de trabajar desde temprana edad. "También sé que mi padre tuvo un padre muy callado y reservado, un tipo de campo que era muy para adentro y esas cosas no son gratuitas", reflexionó.

El clan Ortega: unidos, pero no siempre juntos

A pesar de la cercanía que siempre ha caracterizado a la familia Ortega, Emanuel reveló que no se ven tan seguido como se podría pensar. "Debo decir que tampoco es que nos vemos mucho. En un momento cuando éramos todos un poco más jóvenes era religioso juntarnos los domingos, era algo que se daba o se respetaba un poco más, pero al ser una familia tan numerosa a veces no todos estamos en una misma ciudad, entonces se hace difícil verse tan seguido como uno quisiera. Igual, pueden pasar dos o tres meses sin vernos pero estamos siempre. Hay una sensación imp", concluyó.

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