El reconocido conductor argentino, Marley, compartió una emotiva anécdota sobre el momento en que su hijo Mirko, de 8 años, se dio cuenta de que su familia era diferente a las demás. La historia, contada durante una entrevista en el programa "Ferné con Grego", revela la naturalidad y el amor con que Marley abordó la situación.
La Inocente Pregunta Que Desató la Conversación
Todo comenzó durante una clase virtual en la sala de dos, en plena pandemia. La maestra pidió a los niños que realizaran una actividad con la ayuda de "mamá y papá". Fue entonces cuando Mirko, con la inocencia propia de su edad, miró a Marley y preguntó: "¿Y mamá?".
Marley, cuyo nombre real es Alejandro Wiebe, explicó que esa pregunta lo tomó por sorpresa, pero supo responder con sensibilidad. "Ahí le dije: ‘Hay chicos que tienen mamá y papá, otros tienen dos mamás, otros tienen dos papás. Y algunos tienen solamente una mamá y algunos tienen solamente un papá. Y vos me tenés a mí, que yo deseaba muchísimo, con mucho amor tenerte a vos’", relató el conductor.
Un Libro Para Entender las Familias Diversas
Para ayudar a Mirko a comprender mejor la diversidad familiar, Marley recurrió a la lectura. Encontraron un libro especial donde un gato visitaba diferentes departamentos, mostrando familias de todo tipo: interraciales, con abuelos criando a sus nietos, de adopción, con dos madres, con dos padres, con una madre sola y, por supuesto, con un padre solo.
"Entonces, cuando llegábamos ahí me decía: ‘Mirá, como nosotros’. A él le gustaba que el gato visitara la opción de él. Y entonces, durante medio año todas las noches era el libro del gatito", recordó Marley con una sonrisa.
La Importancia de la Naturalidad y el Amor
La historia de Marley y Mirko destaca la importancia de hablar con naturalidad y amor sobre las diferentes formas de familia. La respuesta de Marley, lejos de ser evasiva, fue honesta y reconfortante para su hijo. A través de la lectura y la conversación, Mirko pudo comprender y aceptar su propia realidad familiar, sintiéndose amado y contenido.
Esta anécdota demuestra que el amor y el respeto son los pilares fundamentales de cualquier familia, sin importar su conformación.