El nuevo álbum de Rosalía, "Lux", ha generado un revuelo inesperado: ¡el Vaticano le ha dado su visto bueno! Esta obra conceptual, que explora la espiritualidad y el misticismo desde una perspectiva contemporánea, ha cautivado a figuras religiosas y académicas por igual. El disco, que incluye canciones en 13 idiomas, incluyendo latín, árabe y hebreo, se inspira en historias de santas y mártires.
Un Álbum que Trascende lo Musical
El cardenal José Tolentino de Mendonça, prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación, elogió la propuesta artística de Rosalía, destacando cómo la artista aborda la espiritualidad, captando una necesidad profunda de la cultura contemporánea: acercarse a una vida interior. Esta recepción positiva no se limitó al Vaticano.
Repercusiones en Cataluña
Xabier Gómez García, obispo de la diócesis de Sant Feliu de Llobregat, la ciudad natal de Rosalía, publicó una carta abierta valorando la libertad con la que la artista habla sobre su percepción de Dios y su deseo de conocerlo, aunque reconoció que algunas letras pueden ser provocadoras. El obispo describió "Lux" como una búsqueda espiritual a través del testimonio de mujeres de inmensa madurez espiritual.
Análisis Académico
Victoria Cirlot, profesora de humanidades de la Universidad Pompeu Fabra, resaltó la capacidad del álbum para acercar conceptos complejos de espiritualidad a un público amplio.
"Lux": Un Camino de Fe Terrenal
Según Simón Schwab, "Rosalía propone un camino de fe. Desde el primer tema, marca que empezamos desde abajo, desde la tierra, y que a partir de ahí vamos a subir y bajar, una y otra vez: aspirar a la santidad siendo terrenales. Ser del mundo, y desde ese mundo, aprender a amar a Dios". El disco invita a dejarse llevar por los sonidos y la orquesta, rindiéndose a lo que la música nos hace sentir antes de lo que podemos entender.
"Lux" combina lo espiritual con lo terrenal, fusionando ritmos urbanos, flamenco y vanguardismo, recordándonos que lo sagrado también habita en lo mundano. Al finalizar el álbum, la sensación persistente es la de salir al mundo, reencontrarnos y contemplar el altar, pero desde la calle.