La designación de Carlos Presti como Ministro de Defensa ha desatado una fuerte polémica en Argentina. No solo se trata del primer militar en ocupar este cargo desde el retorno a la democracia hace más de cuatro décadas, sino que además su figura está envuelta en controversias relacionadas con su postura frente a los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar.
Seminarios de la 'Verdad Completa'
Según trascendió, durante la gestión de Luis Petri al frente del Ministerio de Defensa, se impartieron seminarios de la "verdad completa" a cargo de simpatizantes de represores. La llegada de Presti al ministerio genera preocupación ante la posibilidad de que estas iniciativas se profundicen, considerando que nunca ha repudiado públicamente los crímenes cometidos por su padre, quien fue acusado de delitos de lesa humanidad.
Reacciones de Organismos de Derechos Humanos
Organismos de derechos humanos han expresado su preocupación y rechazo ante la designación de Presti, calificándola como una "provocación" a las víctimas del régimen militar. Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, manifestó su desacuerdo, señalando que un militar no está preparado para ocupar un cargo político de esta naturaleza.
Milei y la Importancia de los Granaderos
La designación de Presti parece ser una apuesta fuerte del gobierno de Javier Milei, con la participación activa de su hermana, Karina Milei. Presti tiene bajo su órbita el Regimiento de Granaderos a Caballo, una unidad que ha cobrado particular importancia para los hermanos Milei dentro del ámbito castrense.
Interrogantes sobre el Futuro de las Fuerzas Armadas
La llegada de Presti al Ministerio de Defensa plantea interrogantes sobre la reconfiguración de la cúpula militar. Se espera que el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, Xavier Isaac, deje su cargo debido a que no puede estar subordinado a una persona con menor antigüedad militar.
¿Un Giro en la Política de Defensa?
La designación de Carlos Presti como Ministro de Defensa marca un punto de inflexión en la política de defensa argentina. Habrá que observar de cerca cómo evoluciona su gestión y qué impacto tendrá en las relaciones entre el gobierno, las Fuerzas Armadas y los organismos de derechos humanos.