Los New Orleans Pelicans sufrieron una derrota 128-122 ante los Memphis Grizzlies en su primer partido de la temporada, generando preocupación entre los fanáticos. Sin embargo, ¿es esta derrota un indicio de problemas mayores o simplemente una anomalía?
Un mal día para las estrellas de los Pelicans
Zion Williamson tuvo un comienzo lento, acertando solo 10 de 21 tiros de campo, incluyendo un 0 de 4 en el primer cuarto. Trey Murphy III, otra figura clave, también batalló, anotando solo 5 de 15. Para un equipo que generó tantas expectativas durante el verano, este rendimiento fue decepcionante.
Lesiones que complican el panorama
La lesión de Missi durante el partido también fue un factor determinante. El equipo estaba en control hasta ese momento, y su ausencia afectó significativamente el desempeño de los Pelicans.
Próximos desafíos: la verdadera prueba
Los próximos cuatro partidos serán cruciales para determinar el verdadero potencial de los Pelicans. Se enfrentarán a los San Antonio Spurs, Boston Celtics, LA Clippers y Denver Nuggets, todos equipos con talento y experiencia de playoffs. Si los Pelicans tienen dificultades contra estos rivales, entonces sí habrá motivos para preocuparse.
Ja Morant se une a Michael Jordan en la historia de la NBA
Por el lado de los Grizzlies, Ja Morant tuvo una actuación destacada, anotando 35 puntos con un 65% de acierto en tiros de campo. Esta actuación lo convirtió en el tercer jugador en la historia de la NBA, junto a Michael Jordan y Kiki Vandeweghe, en tener tres partidos inaugurales de temporada con al menos 35 puntos y dos o menos pérdidas de balón.
Conclusión: optimismo moderado
A pesar de la derrota, hay motivos para el optimismo. El novato Jeremiah Fears tuvo una actuación prometedora, anotando 7 de 10 tiros de campo. Además, el impacto defensivo de Herb Jones sigue siendo sólido. Es importante no sacar conclusiones precipitadas después de un solo partido y esperar a ver cómo se desempeñan los Pelicans en los próximos encuentros.
En resumen, la derrota ante los Grizzlies fue un revés, pero no necesariamente una catástrofe. Los Pelicans tienen talento y potencial para mejorar, y los próximos partidos serán una prueba de fuego para demostrarlo.