Miércoles 24 de septiembre de 2025. El mercado cambiario argentino amanece con movimientos que invitan a la cautela. Tras semanas de volatilidad, el dólar oficial muestra una leve baja, cotizando a $1.380 para la venta en el Banco Nación. El dólar blue, por su parte, abrió la jornada con una caída de $20, ubicándose en $1.390, aunque rápidamente recuperó terreno, llegando a $1.400.
¿Qué está impulsando estos movimientos?
Varios factores confluyen en este escenario. En primer lugar, el anuncio de apoyo financiero por parte de Estados Unidos generó un respiro en los mercados, impulsando una leve recuperación de los activos argentinos. El Banco Central, aprovechando esta tregua, decidió recortar las tasas de interés de los pases a un día, pasando del 35% al 25%. Esta medida busca estimular la actividad económica, aunque genera interrogantes sobre su impacto en la inflación.
El Consumo en Caída Libre
Sin embargo, no todo son buenas noticias. Los datos del INDEC revelan una preocupante caída en el consumo. Las ventas en supermercados registraron una retracción del 2,1% en julio, marcando el peor registro mensual desde diciembre de 2023. Los autoservicios mayoristas también sufrieron una contracción, superando récords negativos desde 2017. Esta situación pone de manifiesto el impacto de las políticas económicas que han afectado el poder adquisitivo de la población.
¿Sostenibilidad a Largo Plazo?
La pregunta clave es si esta relativa calma en el mercado cambiario es sostenible a largo plazo. La dependencia de factores externos, como el apoyo financiero de Estados Unidos, y la fragilidad de la economía interna, con un consumo en declive, generan incertidumbre. Los analistas advierten sobre la necesidad de implementar políticas económicas sólidas y consistentes para evitar nuevas turbulencias en el futuro cercano.
La jornada cambiaria del 24 de septiembre de 2025 deja más interrogantes que certezas. Si bien la leve baja del dólar y el recorte de tasas del Banco Central ofrecen un respiro momentáneo, la caída en el consumo y la dependencia de factores externos señalan la necesidad de un cambio de rumbo en la política económica.