WNBA: Éxito empañado por una ola de lesiones
La WNBA está viviendo un momento agridulce. Por un lado, figuras como Angel Reese, Cameron Brink y Paige Bueckers impulsan un crecimiento sin precedentes, con récords de asistencia que superan los 3 millones de espectadores. Sin embargo, este auge se ve amenazado por un alarmante aumento en las lesiones de jugadoras clave.
La última víctima es la superestrella Caitlin Clark, quien anunció su baja por el resto de la temporada debido a una lesión en la ingle. Esta ausencia se suma a la de otras cuatro jugadoras de su equipo, las Indiana Fever, elevando a 16 el número total de jugadoras marginadas en toda la liga hasta el 10 de septiembre.
¿Cuál es la causa de esta plaga de lesiones?
Expertos como Jordan Robinson, periodista deportivo y presentador de "The Women’s Hoops Show", señalan deficiencias estructurales en la WNBA. Entre ellas, destacan plantillas cortas, calendarios con partidos consecutivos y bajos salarios que obligan a las atletas a jugar durante todo el año, sacrificando el descanso y la recuperación.
"Las lesiones ocurren por diversas razones", explica Robinson. "Pero que Caitlin Clark solo haya podido jugar 13 partidos esta temporada debido a una lesión es una lamentable consecuencia de este ritmo frenético de la WNBA".
Impacto en la asistencia y el interés del público
La popularidad de la liga ha permitido llevar partidos a estadios más grandes y expandirse a nuevas ciudades. No obstante, este aumento de audiencia depende en gran medida de estrellas como Clark, quienes no pueden brillar desde el banquillo. Su ausencia ya se ha notado en la disminución de los ratings televisivos y el interés en las apuestas.
Las Indiana Fever y las Golden State Valkyries son los principales impulsores del crecimiento de la asistencia. Las Fever lideraron la liga en asistencia total, atrayendo a casi 700,000 fanáticos. Sin embargo, Clark solo pudo jugar en 13 partidos totales este año, y una lesión sufrida en Boston en julio marcó su última aparición en la temporada 2025.
La WNBA se enfrenta ahora al desafío de equilibrar el crecimiento y la salud de sus jugadoras, garantizando un futuro sostenible para la liga.